Seguro que has oído más de una vez la historia esa de “seré
feliz cuando  termine la carrera, cuando
encuentre trabajo, cuando lleguen las vacaciones, cuando me case, cuando tenga
hijos, cuando mis hijos sean mayores, cuando me jubile…”. Un cuando que va postergando la felicidad
para después y que solo consigue que nunca seamos felices.

Seguro que has conocido, o a ti mismo te ha pasado durante
una temporada, a alguna persona que solo vive en el pasado, que no hace nada
más que quejarse de la mala suerte que ha tenido, del amor que perdió, de qué
no le dejaron estudiar de joven, de si no
hubiera pasado aquello
. Y seguro que has visto que esa persona no era
feliz.

Y seguro que has oído aquello del Carpe Diem, que  tan de moda
puso El Club de los Poetas
Muertos
. El Carpe Diem, aquello
de aprovecha y vive el momento, se ha convertido en una bandera, en una idea
que todo el mundo conoce y que mucha gente no sigue.
Vivir en el pasado o en el futuro es absurdo por una
sencilla razón, el pasado y el futuro no existen, no están aquí con nosotros,
solo pueden estar en nuestras cabezas, en nuestros recuerdos o en nuestra
imaginación. Sin embargo la felicidad va mas allá de nuestra cabeza, la
felicidad son emociones y pensamientos pero también son comportamientos,
vivencias que tenemos que disfrutar. Y es que el mejor lugar del mundo
para ser feliz es aquí mismo y ahora mismo.
No podemos ser felices si cada mañana vamos al trabajo
esperando a que termine nuestra jornada laboral, no podemos ser felices si
esperamos para disfrutar de nuestra vida el fin de semana y no podemos ser
felices si estamos esperando siempre que pase el pasado o llegue el futuro.
Para vivir el presente el Zen o
el Mindfulness
nos han enseñado que para vivir el presente tenemos que poner todos nuestros
sentidos en lo que estemos haciendo. En cada pequeña y gran cosa que hagamos y
que vivamos.

¿Qué puedo hacer para ser más feliz ahora? Esa es la
pregunta y ese es el camino